Con los ojos cerrados se ve mejor
Estás por adentrarte en uno de los cuentos más emblemáticos de Borges. Te sumergirás en una experiencia de unos 19 minutos de lectura por lo que te invito a encontrar el momento más oportuno para que puedas disfrutarlo al máximo. Busca el lugar adecuado, ponte tus auriculares y asegúrate de contar con un tiempo sin interrupciones para cerrar los ojos y dedicar unos minutos para vos. Es tu momento Borges.
«El otro»: Borges y el tema del doble. El enigma de la identidad
En el laberinto literario de Jorge Luis Borges, pocos temas resultan tan recurrentes y fascinantes como el del doble. El cuento «El otro» publicado en «El libro de arena», es una pieza clave en esta exploración, en la que Borges nos invita a cuestionar la naturaleza del yo y la continuidad de nuestra identidad. A través de un encuentro imposible entre dos versiones de un mismo hombre, el relato se sumerge en el misterio del tiempo y la memoria, al tiempo que establece una continuidad con otras obras borgeanas, tanto en la narrativa como en la poesía.
El desdoblamiento ontológico que plantea Borges en este cuento ya había sido esbozado en su poema «Borges y yo», donde el autor se enfrenta a la escisión interna entre el hombre público y el privado. “Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas”, afirma en uno de sus versos más célebres, sugiriendo que su vida es compartida por una dualidad irreconciliable. Este mismo conflicto reaparece en «El otro», donde el Borges anciano se encuentra frente a su versión joven, como si el tiempo fuese una mera ilusión y ambos pudieran coexistir en una especie de reflejo de sí mismos.
Pero este no es el único lugar donde Borges aborda el tema del doble. En «Veinticinco de agosto, 1983», otro cuento publicado con posterioridad al «Libro de arena», Borges profundiza aún más en este juego especular, aunque aquí el diálogo es entre un hombre que se enfrenta a su muerte inminente y su yo futuro. Este relato añade una dimensión más trágica al tema, planteando la inevitable fusión entre la identidad y la conciencia de la muerte, mientras el protagonista enfrenta la imposibilidad de escapar del tiempo.
Es imposible hablar de la influencia sobre «El otro» sin mencionar el cuento «Dos imágenes en un estanque», de Giovanni Papini. En este relato, el protagonista, al regresar al lugar donde estudió, se enfrenta a su reflejo en un estanque. El agua, símbolo de la fugacidad y la profundidad, lo lleva a una reflexión intensa sobre su identidad y su pasado, evocando la misma inquietud que Borges explora en su propia obra. El estanque de Papini, al igual que los espejos de Borges, revela una imagen que va más allá de lo visible: una fractura entre lo que somos y lo que fuimos, entre el reflejo externo y la verdad interna.
El doble, para Borges, no es simplemente una versión alternativa de nosotros mismos, sino una interrogación sobre el paso del tiempo, la fragilidad de la memoria y la inconsistencia del yo cómo única manifestación en el presente. ¿Quiénes somos, verdaderamente, si la identidad es un proceso continuo de transformación? En «El otro», el diálogo entre el Borges joven y el Borges maduro no busca ofrecer respuestas definitivas, sino subrayar la angustia que surge al confrontar la brecha que separa el pasado del presente.
Borges nos deja, como siempre, con un abanico de interrogantes. ¿Quién es el verdadero yo? ¿Puede el reflejo en un estanque o un diálogo con nuestro yo pasado decirnos algo profundo sobre lo que somos? Te invito a dejar tus reflexiones en los comentarios: ¿Cómo te enfrentarías al desdoblamiento de tu identidad? ¿Qué reflejos de tu pasado te siguen acompañando? Es en la conversación, como en el relato, donde quizá podamos acercarnos un poco más a esas respuestas esquivas.
Esteban Pinotti
¿Compartimos?
¿Qué ocurre cuando nos enfrentamos a nuestro propio reflejo, no solo en un espejo, sino en los recuerdos de lo que fuimos? Borges, con su genialidad, nos invita a replantearnos una pregunta esencial: ¿somos la misma persona a lo largo de nuestras vidas o, como sugiere «El otro», nos fragmentamos y nos convertimos en múltiples versiones de nosotros mismos?
Cuando piensas en tu pasado, ¿te reconoces en todas las decisiones que tomaste? ¿O existe un abismo entre quien eras y quien eres ahora? Borges nos confronta con esta paradoja de la identidad, una reflexión que parece no tener fin.
¿Podemos reconciliarnos con lo que fuimos, o ese otro que habita en nuestros recuerdos se vuelve un extraño con el paso del tiempo? Y si tuvieras la oportunidad de dialogar con tu yo del pasado, como en «El otro», ¿en qué consistiría esa conversación?
Te invito a dejar tus reflexiones y comentarios. ¿Cuál es tu lectura sobre este juego con la identidad? ¿Has sentido alguna vez esa fragmentación en ti mismo? Estamos deseando leer tus pensamientos y debatir contigo sobre las preguntas que Borges, siempre con su toque sutil, nos deja abiertas.
María Emilia Plá.
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