Instrucciones para una experiencia inmersiva: 🎧
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- Tu momento Borges: Preparación para la inmersión:
Antes de comenzar, te invitamos a encontrar un lugar cómodo y tranquilo donde no te interrumpan. Este es un momento para sumergirte por completo en la obra de Borges, por lo que te recomendamos que uses auriculares para una experiencia auditiva más rica y envolvente. El video que estás a punto de ver tiene una duración aproximada de 20 minutos. Te sugerimos leer o escuchar el cuento «Hombre de la esquina rosada» dos veces: la primera, para familiarizarte con la historia; la segunda, para captar los matices y detalles que Borges cuidadosamente entreteje en su narrativa. - Lectura del análisis posterior:
Una vez que hayas terminado de leer o escuchar el cuento, te invitamos a profundizar en su significado y contexto mediante el análisis posterior que hemos preparado. Este análisis te ayudará a desentrañar los temas, símbolos y técnicas narrativas que hacen de esta obra una joya literaria. - Deja tus comentarios:
Al finalizar, no olvides dejar tus comentarios abajo. Nos interesa conocer tus impresiones, reflexiones y cualquier pregunta que te haya surgido durante esta experiencia. Tu participación es valiosa para enriquecer la discusión y el aprendizaje colectivo.
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Para facilitar una mejor comprensión del cuento, te proporcionamos una lista orientativa de algunos de los argentinismos o «lunfardos», que utiliza Borges, acompañados de sus frases originales y sus respectivos significados:
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«Mozo acreditao»
- Frase: Mozo acreditao para el cuchillo era uno de los hombres de D. Nicolás Paredes…
- Significado: «Mozo» significa joven o muchacho, y «acreditado» se refiere a alguien reconocido o famoso, especialmente por sus habilidades, en este caso, con el cuchillo.
«Quilombo»
- Frase: Sabía llegar de lo más paquete al quilombo, en un oscuro, con las prendas de plata…
- Significado: En Argentina, «quilombo» puede referirse a un lugar de desorden, un prostíbulo o un caos en general.
«Chambergo»
- Frase: …usaba un chambergo alto, de ala finita, sobre la melena grasienta…
- Significado: Un «chambergo» es un sombrero de ala ancha, comúnmente asociado con los gauchos.
«Milonga»
- Frase: La caña, la milonga, el hembraje, una condescendiente mala palabra de boca de Rosendo…
- Significado: «Milonga» se refiere tanto a un tipo de música y baile popular en Argentina relacionado con el tango, como a una reunión donde se baila.
«Hembraje»
- Frase: La caña, la milonga, el hembraje…
- Significado: «Hembraje» es un término lunfardo que alude a un grupo de mujeres, a menudo con una connotación despectiva.
«Pendejo»
- Frase: —Vos siempre has de servir de estorbo, pendejo —me rezongó al pasar…
- Significado: En Argentina, «pendejo» es un término despectivo para referirse a un niño o a un joven, generalmente usado de manera insultante o burlona.
«Yuyo»
- Frase: …y pensé que yo era apenas otro yuyo de esas orillas…
- Significado: «Yuyo» se refiere a malas hierbas o plantas silvestres, utilizado aquí metafóricamente para referirse a algo insignificante.
«Bochinchar»
- Frase: La milonga déle loquiar, y déle bochinchar en las casas…
- Significado: «Bochinchar» significa hacer ruido o armar alboroto.
«Linda al ñudo»
- Frase: Linda al ñudo la noche.
- Significado: La expresión «al ñudo» significa «en vano» o «inútil». Aquí, se describe la noche como hermosa pero desaprovechada.
«Ajuera»
- Frase: …voló el cuchillo derecho y fue a perderse ajuera, en el Maldonado.
- Significado: «Ajuera» es una variante de «afuera», que significa fuera o en el exterior.
«Lujanera»
- Frase: Pero la Lujanera, que era la mujer de Rosendo, las sobraba lejos a todas.
- Significado: «Lujanera» es un término que hace referencia a alguien originario de Luján, o relacionado con ese lugar, usado aquí como apodo.
«Barquinazo»
- Frase: …que iba a los barquinazos por esos callejones de barro duro…
- Significado: «Barquinazo» se refiere a un movimiento brusco de un vehículo, a menudo causando que se tambalee.
«Fiyingo»
- Frase: De atolondrado, casi pelo el fiyingo.
- Significado: «Fiyingo» es una forma lunfarda de referirse al cuchillo, también llamado «faca».
«Desapartando»
- Frase: Siguió, siempre más alto que cualquiera de los que iba desapartando, siempre como sin ver.
- Significado: «Desapartando» es una forma lunfarda de «apartando» o «separando».
«Tallando»«Bolaceros»
- Frase: Yo soy Francisco Real, que le dicen el Corralero. Andan por ahí unos bolaceros diciendo que en estos andurriales hay uno que tiene mentas de cuchillero, y de malo, y que le dicen el Pegador. Quiero encontrarlo pa que me enseñe a mí, que soy naides, lo que es un hombre de coraje y de vista.
- Significado: «Tallando» en este contexto refiere a la acción de pelear o batirse en duelo, especialmente con cuchillos. «Bolaceros» es mentirosos o fabuladores.
«Sobra»
- Frase: …las sobraba lejos a todas.
- Significado: En este contexto, «sobra» indica que la Lujanera superaba a todas las otras mujeres.
Estos argentinismos o «lunfardos» reflejan la riqueza del lunfardo y el habla coloquial en la Argentina, especialmente en el contexto de la época y las clases populares representadas en la obra.
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Poniendo la lupa en el primer cuento de Borges: «Hombre de la esquina rosada»
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1. El «Primer Borges» y su tipo de escritura
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En su primera etapa como escritor, Borges desarrolló un estilo que combina la precisión y economía del lenguaje con una profunda exploración de la identidad cultural argentina. En su primer cuento propio, «Hombre de la esquina rosada», se sumerge en el universo del arrabal porteño, un espacio marginal habitado por compadritos, cuchilleros y tangos, que actúa como un microcosmos de la Argentina popular de principios del siglo XX, especialmente del barrio de Palermo, donde Borges vivió.
El estilo del «primer Borges» se caracteriza por su inclinación hacia lo criollo y lo suburbano, explorando los códigos de honor y violencia que dominaban estos ambientes. La prosa de Borges en este cuento es directa, casi coloquial, pero no por ello menos rica en matices. Utiliza un lenguaje cercano al lunfardo, el dialecto de los barrios bajos de Buenos Aires, dotando al relato de una autenticidad que refuerza la atmósfera de realidad y fatalismo. Al mismo tiempo, su escritura mantiene una cierta distancia irónica, característica de su obra posterior, donde lo que se narra no es menos importante que cómo se narra.
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2. El narrador velado que se desvela
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En este cuento, Borges emplea un narrador en primera persona que, a lo largo del relato, se presenta como un testigo aparentemente secundario de los eventos que describe. Este narrador, con un tono de voz que refleja familiaridad y pertenencia al mundo que narra, construye una historia en la que parece ser un mero espectador de los hechos de otros. Sin embargo, Borges juega con la perspectiva del lector, manteniendo en la penumbra el verdadero rol de este narrador hasta el final del cuento.
La maestría de Borges se manifiesta en el momento culminante del cuento, cuando el narrador se revela como el protagonista del suceso más trascendental: la muerte de Francisco Real. Este giro narrativo no solo sorprende al lector, sino que lo obliga a reconsiderar todo lo leído hasta ese punto. Lo que parecía ser una historia contada por un observador relativamente neutral, un personaje secundario, se convierte en una confesión velada de un acto de violencia crucial. Esta revelación no solo transforma la interpretación del relato, sino que también subraya la ambigüedad moral del narrador, quien ha manipulado la percepción de su oyente —Borges— y de nosotros como lectores desde el inicio. Este recurso narrativo lo reutilizará Borges en muchos de sus cuentos posteriores, siendo uno de los más célebres «La forma de la espada», donde el narrador revela su infame identidad al final del relato: «-¿Usted no me cree? -balbuceó-. ¿No ve que llevo escrita en la cara la marca de mi infamia? Le he narrado la historia de este modo para que usted la oyera hasta el fin. Yo he denunciado al hombre que me amparó: yo soy Vincent Moon. Ahora desprécieme.»
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3. El culto al coraje y la Identidad
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El tema del coraje es central en este cuento, donde se explora cómo la identidad masculina en el contexto del arrabal está indisolublemente ligada a la noción de honor y valor. En este mundo, la identidad de un hombre está construida sobre su reputación y su capacidad para defenderla a través de la violencia. El código de honor dicta que cualquier desafío debe ser respondido, y la cobardía es vista como la mayor deshonra.
Rosendo Juárez, uno de los personajes principales, encarna la idea del coraje y el honor como pilares de la identidad. Sin embargo, su negativa a enfrentarse a Francisco Real revela la fragilidad de esta construcción identitaria. Más adelante, en «Historia de Rosendo Juárez», un relato publicado muchos años después en el volumen «El informe de Brodie» (1970), se explora con mayor profundidad lo que pasaba por la mente de Rosendo en ese momento crucial. Volviendo a «Hombre de la esquina rosada», Borges utiliza este acto de aparente cobardía para cuestionar el valor absoluto que se le otorga al coraje en ese contexto. El coraje, dentro de la mitología de aquel entorno, no es solo una cuestión de valentía física, sino también un reflejo de las complejas relaciones de poder, miedo y destino que rigen la vida de los hombres en el arrabal.
La muerte de Francisco Real, a manos del narrador, representa la culminación de este tema. El narrador, al asesinar a Real, cumple con las expectativas del código de honor, pero lo hace de una manera que desmitifica el propio acto de coraje. El asesinato no es un duelo honorable, sino un acto furtivo, lo que subraya la hipocresía y la brutalidad subyacente al culto del coraje en esta cultura.
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«Hombre de la esquina rosada» es una obra que, bajo su superficie de relato de cuchilleros y códigos de honor, encierra una profunda meditación sobre la identidad, el coraje y la violencia. Borges, con su estilo magistral y su habilidad para desarrollar la narrativa, nos ofrece un retrato no solo de un mundo particular, sino también de las tensiones universales que subyacen en la construcción de la identidad y el significado del honor. Este cuento, lejos de ser una simple historia del arrabal, es una exploración sofisticada de las complejidades del alma humana, donde la verdad y la ficción se entrelazan en un juego literario que desafía al lector a cuestionar sus propias percepciones.
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Esteban Pinotti
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Análisis del cuento y el arco literario de Borges como escritor
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Historia de la esquina rosada representa un hito decisivo en la trayectoria literaria de Borges, al ser su primer relato nacido de una idea original, marcando un claro distanciamiento de las recreaciones de historias ajenas que pueblan Historia universal de la infamia. Este cuento, breve en su extensión pero vasto en significado, resulta esencial para captar el arco literario de Borges como escritor en formación, quien empieza a revelar con sutileza su capacidad para entretejer temas complejos como el coraje, el destino, la identidad y el honor. En estas páginas, Borges logra una síntesis admirable de sus preocupaciones estéticas y éticas, jugando con la frontera entre el valor y la cobardía, entre lo que se cuenta y lo que se calla. Este relato no solo anticipa las grandes temáticas que Borges desplegará en su obra posterior, sino que abre un espacio para una lectura profunda y atenta. Como parte fundamental de tu aprendizaje, te invitaremos más adelante a sumergirte en la riqueza de este texto en la sesión 4, bajo el título «El Arco de Borges». Podrás encontrar el análisis detallado que ofrece Esteban en la clase y que desentraña los intrincados hilos narrativos y simbólicos que lo atraviesan. ¡Qué lo disfrutes!
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María Emilia Plá.
Coordinadora de contenidos literarios
Universo Letras de Cursopedias.com
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¿Compartimos?
Preguntas para desafiar la comprensión lectora
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- ¿Cómo juega Borges con las expectativas del lector en relación al narrador, y qué efecto tiene este desvelamiento final en la interpretación del cuento?
- En «Hombre de la esquina rosada», ¿cómo se construye la identidad de Rosendo Juárez a través de su relación con la violencia, y qué revela su negativa a pelear sobre esta construcción?
- ¿Qué papel juega el espacio físico de la «esquina rosada» en la narrativa del cuento, y cómo contribuye a la atmósfera de fatalismo y destino ineludible?
- ¿Cómo refleja Borges la contradicción entre el culto al coraje y la realidad de la violencia en la vida de los personajes, y qué crítica social subyace en esta representación?
- Considerando el uso del lunfardo y el lenguaje coloquial en el cuento, ¿cómo utiliza Borges la lengua para anclar la historia en un contexto cultural específico, y qué impacto tiene esto en la autenticidad del relato?
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10 respuestas a «Hombre de la esquina rosada»
El cuento, que ya había leído hace tiempo y olvidado (cosas misteriosas que me pasan con Borges) me presenta (digo “me”, porque otra de las cosas que me pasan con Borges es que siento que tanto él como sus personajes me hablan a mí directamente, que soy una más en esa conversación del narrador y Borges… Como que estoy junto a JLB escuchando atentamente el relato cuando, al fin, nos dice: “Entonces, Borges, Verónica, volví a sacar el cuchillo…”) el pseudocoraje o coraje malentendido del prepotente, del sobrador, del compadrito… Trayéndolo a la actualidad, diría del típico barrabrava argentino. Hasta creo que podría comparar el espacio en el que se desarrolla el cuento con, no sé, la Bombonera o el Monumental. Allí, en esos furiosos escenarios de fútbol y alcohol (y droga, claro), también transcurren historias como esta, con un lunfardo moderno, aunque mucho más devaluado que aquel que utilizó el maestro. Como con todo lo de Borges, me queda un sabor de historia infinita que se repite, se repite, se repite… Y también en la cancha, siempre, algún muerto en idénticas circunstancias le pone el broche de oro a la comparación.
Querida Verónica,
Qué maravilla leerte, tan conectada con ese universo borgeano que, como bien dices, nos hace sentir parte de la conversación, como si Borges nos hablara íntimamente al oído. Esa cercanía que describes es, quizás, uno de los misterios más fascinantes de su obra: la capacidad de hacer que sus relatos nos envuelvan, nos involucren hasta sentirnos protagonistas silenciosos, atentos, siempre al borde de descubrir algo nuevo.
La comparación que haces entre el compadrito de Borges y el barrabrava argentino de hoy me parece muy acertada. Esa figura del bravucón que se nutre de una violencia casi ritual, que, como bien apuntas, parece repetirse una y otra vez en la historia, en los estadios, en las calles. ¿Será, acaso, un guiño al eterno retorno de Nietzsche, que Borges tanto mencionaba? Como si nos hablara de esos ciclos ineludibles que, tristemente, continúan girando.
Y sobre el lunfardo… ¡qué observación tan precisa! Aquella jerga que Borges dominaba con elegancia y rigor ha sido, en muchos casos, transformada y, como señalas, a veces devaluada. Sin embargo, sigue latiendo en el corazón de las historias que transitan nuestras calles hoy. Esa sensación de historia infinita es, precisamente, lo que mantiene a Borges siempre vigente: todo se repite, pero con esa extraña familiaridad que nunca deja de interpelarnos.
Te agradezco mucho por compartir una reflexión tan rica y personal, que me deja pensando en cómo, después de todo, seguimos siendo espectadores y, al mismo tiempo, partícipes de estos relatos atemporales.
Con ganas de seguir explorando juntos en la próxima clase.
Un abrazo borgeano,
Esteban
Me encantó el cuento que nunca lo había leído, aunque si lo había escuchado nombrar.
También, leí y escuché el cuento que Esteban nos comentó que Borges retoma esta historia y me gustó aún más.
Me gusta mucho eso de volver a releer el cuento por lo que se develó al final, y ver cómo encajan las piezas en todos los tramos, solo que quedan a interpretación de cada quien, y según decida el lector, puede o no «volver» a sorprenderse con el final, o «esperarlo».
Es muy interesante el comentario de Esteban en relación a lo que muestra Borges respecto a la construcción de la identidad masculina, que, borgeanamente, no puede ser ajena a la identidad femenina, que más implícitamente queda también esbozada.
Me gusta mucho cómo, con los dos cuentos, muestra una alternativa a esos «destinos errados» que heredamos de otros, de los que podemos salir, y a los que también podemos entrar.¡Excelente análisis, Pablo! Hay algo profundamente gratificante en esa experiencia de volver sobre un texto que ya habíamos escuchado mencionar y descubrirlo con nuevos ojos, como si fuera una primera vez renovada. Esa es una de las magias de Borges: sus finales nunca son completamente definitivos, siempre nos invitan a reinterpretar, a poner en duda lo que creíamos seguro.
Muy interesante lo que dices sobre la identidad masculina y femenina. Es verdad, Borges deja entrever, a veces de manera casi invisible, cómo esas identidades están siempre en diálogo, entrelazadas, y al hacerlo, nos desafía a cuestionar esos «destinos heredados». La idea de poder entrar o salir de esos caminos ya trazados me parece de lo más provocadora.
Me alegra mucho que te haya resonado también la conexión entre los dos cuentos. Será un tema fascinante para seguir explorando.
Abrazo lleno de ideas compartidas, amigo.
Esteban.
Es un placer leerles, en especial porque sus reflexiones me muestran esquinas donde doblar en este mundo Borgiano donde uno puede sentirse perdido y de pronto, puedes regresar y encontrarlo de nuevo.
Así me postro ante un Borges inédito, y, a la vez, total para mí. Encontré, a mí decir, una inter textualidad entre «El hombre de la esquina rosada» y «La historia de Rosendo Juárez». Son como dos cuentos, dos prosas narrativas que van de la mano, una va esperando a que el lector se envuelva en esa esquina rosada (antiguo color carmesí). Y un tiempo después sea el mismo Rosendo, el que evadió la pelea, él que dejo ir a la lujanera, quien contará, a mí, a ti, y a Borges, la verdad.
Es un relato donde concurren diferentes voces que nos muestran imágenes imborrables logrando una sorpresa al final. Gracias. —voy por mi chambergo—.Querido Carlos, siempre es una felicidad leer tus reflexiones, cargadas de esa aguda sensibilidad que Borges exige de sus lectores. Has capturado, con precisión, esa sensación de estar inmerso en el laberinto borgeano, donde nos perdemos y encontramos de nuevo, pero transformados. La intertextualidad que mencionas entre *El hombre de la esquina rosada* y *La historia de Rosendo Juárez* es, como lo vimos en la última clase, uno de los grandes logros narrativos de Borges: dos relatos que se entrelazan en la memoria y la leyenda, mostrando no solo distintas versiones de una misma historia, sino también la evolución de un personaje que, al principio, se esconde en las sombras de la cobardía y, más tarde, emerge con su verdad como única arma.
Es fascinante cómo, a través de estos cuentos, Borges juega con el tiempo, con las versiones de los hechos, invitándonos a dudar de la historia oficial, esa primera «esquina rosada» teñida de mitología. Luego, nos ofrece la perspectiva de Rosendo, un hombre transformado por la introspección y el recuerdo, revelándonos no solo su verdad, sino también nuestra capacidad de reinterpretar lo que ya creíamos conocer. Tal como dices, son voces que convergen para crear un retrato mucho más complejo y, al final, la sorpresa radica en descubrir que la verdad, en Borges, es una interpretación entre miles de otras válidas y tan verdaderas.
Te agradezco por señalar ese color carmesí que no solo mancha las páginas de estos cuentos, sino también nuestra percepción como lectores, y por recordarnos que en cada esquina de la obra de Borges, hay una nueva historia esperando a ser descubierta.
—Nos encontraremos bajo ese chambergo.
Nos vemos en clase.
Abrazo,
Esteban.
Finalmente he escuchado este cuento, tan bien narrado por Esteban. Tenía un cierto spoiler (por eso me «jui» el otro día de la clase).
Qué impresionante, como siempre, Borges.
Esa forma de mantener el relato hasta el final y luego darlo vuelta casi por completo. Y, claro lo atentos que hay que estar para poder captar las sutilezas.
En varios momentos de la primera vez que lo escuché sentí que el narrador era Rosendo Juarez. No sé, una intuición que me hizo pensar que era un buen hombre. Claro hasta que la última línea se revela y ya con toda su violencia. Aunque la disfraza como una violencia necesaria y de hombría.
Esa contradicción (?) entre el culto al coraje y la violencia, que creo sigue siendo parte de nuestras vidas. Y esa descripción impecable de un contexto, que solo de escucharte leerlo, me transportó y ya casi creía que estaba en la milonga.
Y la Lujanera… uf… que ganas de concerla.
La última línea magistral, como algunas de las frases que, como siempre, rescato de todos los Borges y que tienen sentido en sí mismo y sacadas de contexto.
«Parece cuento, pero la historia de esa noche rarísima…»
«La noche era una bendición de tan fresca»
«En esa diversión estaban los hombres, lo mismo que en un sueño…»
«El hombre era parecido a la voz» (genial esta breve descripción del personaje)
«Me dio coraje de sentir que no éramos naides.»
«Yo hubiera querido estar de una vez en el día siguiente, yo me quería salir de
esa noche. »
«Me quedé mirando esas cosas de toda la vida, cielo hasta decir basta…»
«Linda al ñudo la noche. Había de estrellas como para marearse mirándolas, una encima de otras. »Bueno, elegí esas por compartir algunas que me han fascinado.
Un lujo este curso. Muchas gracias!¡Qué potente comentario, Adela! Gracias. Me encanta cómo captaste la esencia del cuento y cómo te dejaste llevar por esa narración que, como bien dices, Borges da vuelta magistralmente en el último momento. Esa capacidad de sorprendernos siempre al final, incluso cuando intuimos algo, es lo que lo hace tan único.
Me parece fascinante que en algún punto hayas sentido que el narrador era Rosendo Juárez. Esa ambigüedad, ese juego de identidades y perspectivas es muy típico de Borges, y es parte de lo que mantiene al lector (o al oyente, en este caso) en un estado de alerta constante, buscando esas sutilezas que él va dejando caer como pistas.
La contradicción que mencionas entre el coraje y la violencia es algo que Borges explora con mucho cuidado, como si jugara con la delgada línea que los separa. Y es cierto, esa contradicción sigue resonando en nuestra cultura, tal como lo señalas. Tu mención de la Lujanera me hizo sonreír… ¡cuánta curiosidad despierta! Esa figura, que parece casi etérea y a la vez tan cargada de vida y misterio, nos deja con ganas de saber más, de conocerla de cerca. Ya verás el ejercicio literario que te espera en el módulo 4 😉
Y qué decir de las frases que seleccionaste… cada una es una pequeña joya. Borges tenía esa habilidad de condensar en pocas palabras un mundo entero. Las imágenes se quedan grabadas, y el hecho de que las rescates así, con tanto detalle, demuestra que su poder sigue intacto.
Me alegra mucho que estés disfrutando tanto del curso. Para mí también es un lujo compartir este espacio con ustedes.
Ansioso por verte en nuestra próxima clase.
Abrazo borgeano,
Esteban.
Hola Esteban
Buenas! Voy a hacer un comentario muy trivial pero soy muy fanática desde muy chica de Agatha Christy y hay un cuento muy famoso de ella (no haré spoiler por si no lo han leído) en que el recurso literario es el mismo. El asesino/a es el natlrrador, pero claro, hasta el último párrafo es un misterio y una vuelta genial de otra autora inglesa que aprecio mucho (más aún por ser mujer y tan disruptiva para su época).Muchas gracias por tus comentarios!
Un abrazo grande
Ade¡Hola! Me encantó tu comentario, y nada de trivial: Agatha Christie fue una verdadera maestra en jugar con la percepción del lector. Esa forma de narrar tan directa en la que el narrador es a la vez cómplice del crimen y nuestra confianza en él se desploma en el último momento es un recurso fascinante. Me encanta que hayas hecho la conexión. Ella sabía darle la vuelta a la trama para dejarnos atónitos y, de paso, recordarnos que la verdad nunca es tan sencilla como parece.
Además, mencionarla me lleva directo a mis primeras lecturas de verano adolescente, cuando devoraba sus libros uno tras otro. ¡Qué recuerdos! Gracias por traer a una amiga de la infancia.
Otro abrazo grande,
Esteban
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