LA BIBLIA DE BORGES – Bibliotecarios de Babel

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MÓDULO 1: EL PODER LA PALABRA EN LA OBRA DE BORGES

Introducción

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Introducción: El poder de la palabra en Borges

Las palabras son, en Borges, mucho más que simples vehículos para transmitir ideas: son herramientas mágicas capaces de evocar, crear y transformar realidades. Desde sus cuentos y poemas hasta sus reflexiones filosóficas, Borges nos muestra que cada palabra es un mundo, un acto de creación que resuena más allá del tiempo y el espacio. Este capítulo se adentra en esa dimensión esencial del lenguaje en su obra, explorando cómo la palabra en Borges no sólo describe, sino que también contiene, refleja y constituye.

Para ello, comenzaremos por un concepto que puede parecer complejo, pero que promete iluminar nuevas perspectivas: el monismo ontológico. Lejos de ser un término inalcanzable, el monismo ontológico es, en esencia, la idea de que, en el fondo, todos los hombres son un solo hombre. Un solo ser, una única realidad que se expresa en múltiples formas. Borges lo evoca magistralmente al decir: «Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres.» Esta noción atraviesa su obra, desde cuentos como UNDR, donde una sola palabra condensa toda la poesía de un pueblo, hasta poemas como «Tú» o «El Tercer Hombre», que nos invitan a reconocer la unicidad en lo aparentemente diverso.

En este capítulo, descubriremos cómo Borges eleva el lenguaje a la categoría de fuerza creadora, como si cada palabra no sólo evocara mundos posibles, sino que los trajera a la existencia. Desde la misteriosa Undr, la palabra única que simboliza una totalidad poética, hasta poemas como «La dicha», que nos enseña que leer es reinventar las palabras, Borges nos conduce a un entendimiento profundo de la palabra como un Aleph, una unidad que contiene todo.

A lo largo del análisis, veremos cómo la poesía, lejos de ser un mero juego estético, es para Borges un puente hacia lo absoluto, una manera de dialogar con el infinito. En «Invocación a Joyce», el autor nos recuerda que los grandes creadores nos dan el don de «nombrar el tiempo», mientras que en «El Tercer Hombre» reflexiona sobre los encuentros fugaces, que son como palabras mágicas capaces de revelarnos la universalidad de lo humano.

Este capítulo no busca imponer una interpretación única, sino ofrecerles una promesa: la de leer a Borges desde un prisma que ilumina nuevas facetas de su obra. Al sumergirse en estas páginas, descubrirán un Borges transformado, un Borges que habla no sólo de palabras, sino de cómo estas nos transforman. Porque, al final, ¿no es el lenguaje lo que nos hace, lo que nos une y lo que nos devuelve a nuestra esencia compartida? Los invito a recorrer estas ideas y, en el camino, a encontrar nuevas maneras de leer, de pensar y de sentir. Tal vez, como Borges mismo sugiere, descubramos que ya somos todos uno y que cada palabra, en su misterio, es también todas las palabras.

Esteban Pinotti.

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