PARA UNA VERSIÓN DEL I KING

por Jorge Luis Borges | 🎧 Lectura Esteban Pinotti

PARA UNA VERSIÓN DEL I KING

El porvenir es tan irrevocable
Como el rígido ayer. No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa
De la eterna escritura indescifrable
Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
De su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida.
Nada nos dice adiós. Nada nos deja.
No te rindas. La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro,
Pero en algún recodo de tu encierro
Puede haber un descuido, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha
Pero en las grietas está Dios, que acecha.

                    Jorge Luis Borges.

Contexto

 

«Libro de diálogos»
Conversaciones de Jorge Luis Borges con Osvaldo Ferrari.
Editorial Sudamericana.

—Yo quisiera leer, si a usted le parece bien, Borges, ese breve poema suyo: «Para una versión del I Ching».
—Sí, ese poema fue leído y corregido por Vogelmann. Yo recuerdo que me hizo notar que un verso era flojo, y yo me había resignado a ese verso; pero él me instó a corregirlo, y creo que intervino en la corrección también, benéficamente. Tengo que agradecerle a él eso.
—Y lo ha hecho figurar en las primeras páginas de su I Ching que, como usted sabe, es la mejor versión que tenemos en esta parte del mundo: la traducción de Vogelmann.
—Bueno, él la ha tomado de Wilhelm, ¿no? —Sí.
—Desde luego, sí.
—Si le parece, entonces, leo su poema.
—Sí, cómo no; pero no estoy seguro de entenderlo (ríen ambos). Claro, me pidieron un prólogo y yo me resigné a ese tema. Pero no sé qué es lo que digo ahí exactamente, a ver…
—»El porvenir es tan irrevocable / Como el rígido ayer…» —Bueno, ésa es la idea fatalista, creo.
—»Como el rígido ayer. No hay una cosa Que no sea una letra silenciosa De la eterna escritura indescifrable / Cuyo libro es el tiempo…».
—Ésa es la idea de Carlyle, según la cual la historia universal es un libro, que estamos obligados a leer y a escribir incesantemente. Y luego agrega —y esto ya es terrible— «en el cual también se nos escribe». Es decir, no sólo escribimos y leemos, sino que somos letras de ese texto, ya que cada uno de nosotros, por modesto que sea, es parte de esa vasta criptografía que se llama la historia universal. Bueno, y yo empezaba, entonces, el poema, con la doctrina fatalista, ¿no?
Ahora, yo no sé, yo diría que quizás el futuro sea irrevocable, pero el pasado no, ya que cada vez que recordamos algo lo modificamos — por pobreza o por riqueza de nuestra memoria, según quiera verse —. De modo que no sé.
—En el juego del olvido y la memoria.
—Sí. ¿Por qué no empieza desde el principio, otra vez?
—Cómo no. «El porvenir es tan irrevocable / Como el rígido ayer. No hay una cosa Que no sea una letra silenciosa De la eterna escritura indescifrable / Cuyo libro es el tiempo…».
—Carlyle, claro, sí.
—»Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja / De su casa ya ha vuelto… «.
—Bueno, está bien dicho, ¿no?
—Y no sólo eso, sino que esto sería aprobado, naturalmente, por un budista.
—Y, además, está dicho de un modo ligeramente asombroso, ¿no?; porque no dice «ya se sabe que volverá», no, se dice que al salir ya ha vuelto, lo cual viene a ser como un acto mágico. Y esa sugestión de la magia no es incómoda, y tiene una virtud estética que no tienen los otros versos.
—Lo sigue una idea que revierte en el mismo sentido:… «Nuestra vida / Es la senda futura y recorrida».
—»La senda futura y recorrida»; bueno, ahora quiero recordar a uno de mis escritores preferidos, que es Oscar Wilde. Oscar Wilde dijo, y posiblemente lo creyó —en todo caso, lo creyó en aquel momento —, que cada hombre es, en cada instante de su vida, todo lo que ha sido y todo lo que será. Ahora, eso en el caso de Wilde es terrible: quiere decir que él, en sus épocas de prosperidad, de felicidad, ya era el hombre encarcelado. Y, al mismo tiempo, quiere decir que cuando estaba en la cárcel, seguía siendo el hombre afortunado de antes.
—El autor de El retrato de Dorian Gray era ya el autor de La balada de la cárcel de Reading y de De Profundis.
—Sí, y el hombre, digamos, infame; era ya el hombre querido y aplaudido. Y, además, cada uno de nosotros es el niño que ha sido y que ha olvidado, ¿no?; y es el anciano y, quizá, también su renombre —si es que lo tiene— póstumo.
—Continúo con su poema: «Nada nos dice adiós. Nada nos deja / No te rindas. La ergástula es oscura, / la firme trama es de incesante hierro… «.
—Esa línea es la que me hizo modificar, o que mejoró Vogelmann. Porque «incesante» está bien, ¿no? Si hubiera dicho “firme», o «sólido» no tendría fuerza; pero «incesante» sí, porque parece que el hierro es algo que continúa, que es algo vivo. Es como si el hierro fuera, bueno, el tiempo es una especie de río de hierro.
—»Pero en algún recodo de tu encierro / Puede haber un descuido, una hendidura El camino es fatal como la flecha Pero en las grietas está Dios, que acecha.»
—Ahora recuerdo que es lo de la ergástula lo que aportó Vogelmann, porque yo no había dado con la palabra «ergástula», estuve buscándola, y luego resultó que era precisamente la que me convenía. Ahora, según Flaubert —pero ésa es una teoría personal suya— la palabra eufónica es siempre la más justa. Pero yo me permito dudar; quizá nos parezca más justa porque es eufónica. Si no, sería muy raro, ¿no?
—No sé si usted observa, Borges, que en ningún otro poema usted habla de Dios tan concretamente como en este poema. Y, además, dice que nos acecha.
—Sí, pero… hay también la necesidad de fabricar un soneto (ríe), de concluirlo de un modo eficaz; la palabra «Dios» es de indudable eficacia. Está eso también, sí.
—Quizás usted recuerde que Toynbee ha dicho que uno de los acontecimientos más importantes de nuestro siglo iba a ser la llegada del budismo a Occidente; el conocimiento del budismo por el hombre occidental.
—Bueno, y eso está dándose ya; hay monasterios budistas en los Estados Unidos, en el Brasil; hay lugares de retiro, de meditación budista en muchos países occidentales. Yo recuerdo un libro —pero sólo recuerdo el título—, que es El descubrimiento del Occidente por los chinos, o El descubrimiento de Europa por los chinos, que vendría a ser lo contrario, ¿no? Uno piensa que Europa está descubriendo continuamente el Oriente —uno piensa en Marco Polo, piensa en las cruzadas, en el libro Las mil y una noches, en el descubrimiento de la filosofía de la India y de la China durante el siglo XIX, que prosigue ahora—. Últimamente se ha descubierto la literatura japonesa. Todo eso es parte de un juego que deberá hacernos olvidar que somos orientales u occidentales, y que nos unirá a todos. Quizá las fuentes de nuestra cultura sean varias.

—Quizá se logre finalmente, o quizá finisecularmente, hacia el año 2000, la síntesis contemporánea de la cosmovisión occidental y la oriental, en una tercera que reúna a ambas.
—Sí, Y que ya empezaría con el cristianismo, en el cual, desde luego… bueno, la Edad Media viene a ser una especie de reconciliación de Aristóteles y los autores de la Sagrada Escritura,
¿no?
—Sí. Hemos recordado, Borges, a Vogelmann, al I Ching, a Oriente y Occidente, y a su aproximación al mundo oriental en los últimos años.
—Sí, y me gustaría conocerlo más, desde luego. Hay entre mis libros uno sobre el Ramayana, en dos volúmenes; voy a ver si alguien que sepa alemán me lee ese libro. Sí, siempre me interesó el Oriente; desde Las mil y una noches, y desde la lectura de un poema de Arnold sobre la leyenda del Buda.

*ergástula
En la antigua Roma, una ergástula era una prisión o calabozo donde se encerraba a los esclavos. En sentido figurado se puede utilizar para referirse a cualquier tipo de prisión o confinamiento, tanto físico como metafórico. Por ejemplo, podrías decir que alguien vive en una ergástula de su propia creación si está atrapado en un ciclo de pensamientos o comportamientos recurrentes o negativos.

Creo que una de las claves de este poema radica en el uso del encabalgamiento, donde las frases continúan en el siguiente verso sin pausa sintáctica o gramatical al final del verso anterior. Este recurso permite a Borges enfatizar ideas y emociones específicas, creando un ritmo fluido y posibilitando contrastes entre las palabras que se prolongan de un verso a otro.

Y a vos… ¿cuál es el verso o la estrofa que más te conmueve de este poema?

Dejanos tu comentario. ¡Será un placer leerte!

Esteban Pinotti

Abrir chat
1
Hola 👋
¿En qué puedo ayudarte?